jueves, 20 de diciembre de 2007

La Muerte Honorable [1a. Parte]


Ilustración japonesa de la "Muerte Honorable"

Trataré ésto con el debido respeto, pero con los acontecimientos tal cuales han sido en el Japón milenario. Y el el Japón actual, sin mentiras, sin encubrimientos. Sólo hechos. Y el hecho es que, como lo dije antes, esa cultura llena de tradiciones, valores y avances es también una cultura de dogmas y tabúes que han echado raíces. Hablo de la espada de dos filos de todo japonés: el Honor.
Según lo entendemos, el honor es una actitud moral que nos impulsa a cumplir con nuestros deberes. El honor es respeto y decoro, dignidad y honradez, integridad y consideración. Es la búsqueda de vivir en rectitud, de tener una mejor posición y, ¿por qué no? De tener una vida acorde, vivir para defender ese honor. Los japoneses han hecho del honor su marca... tanto para bien, como para mal.

HABLEMOS DE VIOLENCIA

Nosotros lo conocemos como Hara-Kiri (腹切), pero muchos se escandalizarían por ello ya que es un término considerado ofensivo, vulgar y grotesco. Invirtiéndo los kanjis tenemos su nombre oficial, que es Seppuku (切腹). Ambos tienen un rudo, pero claro significado: "cortadura en el vientre".
Esta era una práctica común entre los samurais del Japón Medieval, que consideraban su vida como una entrega al honor de morir gloriosamente... sea porque rechazaron cualquier tipo de muerte natural, por evitar caer en manos del enemigo o para expiar un fallo al código del honor. También era ordenado como pena capital por mandato de un Shogun o tribunal en caso de que un samurai cometiera un delito de asesinato, robo o corrupción (en este caso especial, se le daba una fecha al acusado, y si después de esa fecha no había realizado el seppuku, sería formalmente decapitado).
Realizarlo era un ritual, ya que seppuku era propiamente el estado mental que precede al destripamiento. Se bebía licor de sake y se escribía un poema póstumo, llamado zeppitsu o yuigon, normalmente en un abanico de guerra o en el dorso de un tessen.


Grabado del general Akashi Gidayu escribiendo su poema de despedida

Finalizado el poema, se procedía a realizar la Muerte Honorable: el samurai se colocaba de rodillas y hundía una espada corta (wakizashi) por el lado izquierdo del vientre, continuaba el corte hacia la derecha, volvía al centro y efectuaba un giro para ascender en la trayectoria del corte, hasta el esternón. El samurai que efectuaba el seppuku tenía que sostener el wakizashi usando un paño para no salpicarse las manos, ya que morir con las manos manchadas de sangre constituía una deshonra. En todo seppuku, un compañero del samurai (kaishaku) se mantenía a su lado de pie y si le veía sufrir demasiado, le cortaba la cabeza. Kaishaku no era el equivalente de un verdugo, sino al de un caballero que asiste en la realización del seppuku (familiar o amigo del condenado). Las mujeres que seguían el bushido realizaban una práctica similar denominada jigai. La principal diferencia con el seppuku es que se hacían un corte en el cuello, seccionándose la arteria carótida con una daga con hoja de doble filo llamada kwaiken. Previo, la mujer debía atarse con una cuerda los tobillos para no tener la deshonra de morir con las piernas abiertas al caer.

Los cortes per se lograban el desentrañamiento inmediato... aunque muchas veces el samurai no murió en el acto y logró ver su interior antes de percer.



¿SUICIDIO HONORABLE?

Aquí entraríamos en una bifurcación del camino. En los que defiendan y los que censuren ésta práctica. El seppuku era una tradición arraigada del japonés que quiere vivir sin mancha, y prefiere morir a tenerla. Pero, ¿qué decir del Japón de nuestros días?

Eso será expuesto en la segunda parte de esta entrada...

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